cuaderno austral (17): pasajes rosarinos… y III

17

paraná (y tres)

Soy un barco que desciende el Paraná,

que abandona en las orillas enturbiadas,

sueños que fabulan abundancias,

limos empujados hacia el mar.

Vástagos engendro, a saber:

brazos, meandros, ensenadas…

Díscolos algunos, otros educados. Y también:

pasionales, fantasiosos, sensuales, ilusorios…

Sé que ahora que contemplo el Paraná,

todos ellos significan lo existido,

sedimentos, devenires; esto son.

Ese barco que desciende el Paraná,

luna llena reflejada en su caudal,

un latido que susurra sin cesar,

mis ensueños y pretéritas ficciones.

El regazo de su lecho, que insinúa,

que dibuja y que musita yo persigo.

Pues al cabo, ¿qué se obtiene del viajar?

Pura esencia, no lo dudo, y existencia.

Que soy tuyo, río, reconozco.

Siempre supe que vivir, solamente

 es transitar, y transitar efímero sentir.

Soy un barco que desciende el Paraná.

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