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pesadilla
Noche larga; sueño lento,
ronroneo de un motor
que rasga la Pampa
en que dormito.
Mas de pronto sucede:
tritúranse mis ensueños y
como tantas veces, se condensan
en forma de veladura,
por el lado de mi ventanilla
para desdibujar la planicie.
Solo entonces me contemplo,
soy el esbozo reflejado
de un viajero preconocido.
Me acomete el temor:
Inconcreto, recóndito, remoto,
infantil, tenaz, acechante,
agazapado en mis veneros,
en el sencillo razonar
que es la ignorancia.
Indefinida razón en
la noche larga; sueño lento.
Entonces, como para
sortear un fingimiento
que la conciencia desenmascara,
despierto sabiéndome prisionero,
un pasajero más que, medroso
como el resto de pasajeros,
se sabe rehén de un autobús
cuyo motor, ronroneando,
nos retiene en el túnel,
donde somos retorcidos
por el tornillo de las ficciones
que a la realidad consume.
Noche larga y sueño lento,
ruge un motor que rasga la Pampa,
que gobierna a los pasajeros
de este autobús de la inercia.
La pesadilla no concluye,
ni se interrumpe cuando
abro los ojos; allí están
retándome todos,
no falta un solo fantasma
de mi atávico existir.
Pero:
No, no ha sido una ficción,
ni distorsión del espacio,
ni tampoco el túnel
que dilata el tiempo,
que lo ensoñado, en realidad
existía. Hízose la luz
en un taller de carretera.
¡Reparose la avería!
El autobús ruge otra vez y yo,
tras constatar mi liberación,
me entrego al descanso,
y recorro la Pampa
de una noche larga.
¡Vaya! toda una aventura esa » avería», parece que además del bus se te fundieron las meninges. Me gusta-
Uno de los poemas más próximos a la realidad de todos los de la serie que he subido. Efectivamente, desperté en mitad de la noche y en la más completa obscuridad, con el motor del bus al ralentí y sin saber donde. Resultó que nos habían metido en una cochera para arreglar algo. Tras un buen rato proseguimos la ruta y volví a dormirme…
Gracias por pasar Pura.
K.