De CCC (cien cortos cuentos):LXII. ex socios y ex amigos

En la puerta del ascensor, mi ya ex socio, volvió a implorar un gesto de benevolencia por mi parte, pero yo, inflexible, le recordé su máxima de pisa al prójimo cuando haya que pisarlo para medrar…

El muy cínico esgrimió entonces el absurdo y estúpido argumento de la amistad, a lo que naturalmente respondí lacónico que no tenía ni necesitaba amigos. Con las puertas ya cerradas, pude escuchar que decía que me equivocaba, que amigos hasta en el infierno… No hice el menor caso y apreté el botón de la planta baja. El ascensor se deslizó veloz, mientras una lucecita iba marcando en orden descendente los pisos: 15, 14, 13, 12, 11, 10… ¿Por qué habría utilizado el manido argumento de la amistad? 9, 8, 7, 6, 5, 4… ¡Bah! Seguro que fue lo primero que se le había ocurrido… Conocía muy bien a aquel desgraciado sin escrúpulos… 3, 2, 1, PB… Por esa razón precisamente, sentía cierta intranquilidad. Sabía que mi ex socio siempre procuraba guardarse un as en la manga… -1, -2, -3, -4… ¡Eh! ¿Qué es esto? ¡Apreté el botón que indicaba la planta baja y… ! Bueno, será que he pulsado el de los semisótanos sin querer. –Reflexioné tranquilizándome-  -5, -6, -7… -20, -21… ¡Pero bueno! ¿Qué pasa aquí? Esto no se detiene…

Volví a examinar nervioso la lucecita que seguía marcando a toda velocidad el paso de los pisos… hacia abajo. -50. -60, -70… Sólo se me ocurría un responsable de tan absurda situación… -100, -200, -300, -400… El ascensor continuaba bajando y bajando mientras que mi terror subía y subía… -5000, -6000, -7000… La situación se me hizo insostenible. Llegó un momento en que temí llegar al final (¿Qué final?) y que se abrieran las puertas. ¡No! Casi era preferible continuar bajando… -10000. -20000, -30000… De pronto la cabina se detuvo. Durante unos interminables segundos no sucedió nada; luego, cuando comenzaron a abrirse las puertas y un calor sofocante se precipitó adentro, noté como mis esfínteres se relajaban incontrolados.

-Por fin llegas. ¿Supongo que eres el ex socio de mi amigo, verdad? – Me interrogó el diablo. Apenas pude asentir con un leve movimiento de cabeza.

4 comentarios

  1. ¡ Que bueno! Después de leer este cuento, solo se me ocurre hacerte una pregunta:
    Me puedo considerar tu amiga.

  2. Claro Pura. Amigos hasta en el infierno, o para siempre, como «Los Manolos»
    Cuídate.

    J.

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