Traicionadas por sus propios acólitos los minutos, los segundos, las décimas de segundo… Todos los que ocupaban el espacio que media entre una y otra las abandonaron al unísono, y entonces ellas, las horas, se detuvieron; desaparecieron para siempre, y con éstas también lo hizo el tiempo.
FIN

Me has dejado como a las horas y el tiempo…
¡Hombreee… o mujer! No, eso no, no te dejes desaparecer.
Saludos y buen día.
E.J.
Desaparecidos no, pero diluidos, un poco quizá si.
Bueno, perdonadme lectores, estos días nos influyen a todos.
Salud.
E.J.