Ese tic-tac que escuchamos hace rato golpea mi conciencia como un percutor implacable. Uno de mis compañeros asegura que es el contador de millas: cada «tic» mil menos para llegar a la Tierra; cada «tac», otras mil nos separan de la Luna. El capitán insiste en que él no oye nada. Claro; pienso, ha de aparentar entereza. Mas yo tengo un terrible presentimiento. Es como si, del otro lado del casco, alguien verificase ese tiempo que se nos agota. Dicen que en el vacío la vida es inviable, lo cual, de alguna manera confirma mi inquietud. La muerte golpea con su guadaña en los lugares más insospechados, por eso ese tic-tac…
Esta tan bien escrito, que aumenta el desasosiego en el que estamos inmersos.
Perdona Pura, no vi éste comentario. como siempre, gracias por pasar. Eres como las señoras que siempre pedían los puntos de «Spart»; bien, pues tu ya llevas dos cartillas rellenas. Cuando quieras pásate a por la cubertería.
E.J.