–La sangre sobre la nieve se ve roja, sobre la tierra apenas resulta perceptible –masculló enigmático y como jactándose de su afirmación mi colega de la policía sueca, cuando le dije que su compatriota, la guía turística, había sido hallada desangrada en aquel paraje remoto del subdesierto almeriense.
Pensé antes de responder. Me empleé con acritud:
–Tal vez, sobre la tierra la sangre resulte más esclarecedora.
Mi colega sueco no dijo nada, pero percibí su incomodo, me miró receloso. Como si estuviera pensando en otro asunto, le pregunté que cuándo regresaba a su país. Me respondió que al día siguiente.
–¿En el vuelo ESTOCOL. 112233? –Interrogué.
–Tendría que comprobarlo, pero creo que sí ¿Por qué?…
–Aquí, en el sur –dije hablando pausado–, todo se seca enseguida. Recogiste el pasaje que se te cayó sobre el vientre de la chica, pero las letras reaparecieron cuando la sangre se coaguló sobre su piel. Tienes que verlo, parece un tatuaje delator.
Me mola.
Gracias por pasar Pura. el micro es el «germen» de una novela. a ver si para el año que viene me pongo con ella…