miércoles, 11 de diciembre de 2013
¿PAPÁ, INDURAIN EXISTE?
Ocurrió durante una de tantas crisis económicas. Por entonces, me hallaba sumido en la ingente tarea de sacar adelante a mi recién constituida familia y la cosa no me iba precisamente bien; añadir que la familia la componíamos mi compañera, nuestras dos pequeñas hijas, una gata y yo. Soy de esa generación de españoles (a lo peor demasiados españoles somos de “esa generación”), a la que le tocó en suerte buscarse el sustento cuando peor pintaba la cosa, o como mínimo, cuando la cosa pintaba mal, bastante mal, pintaba tan mal como lo han sido, pintados, nunca mejor dicho, esos cuadros abstractos cuyo autor nos exige ver lo que sólo él ve, o lo que los demás no somos capaces de ver, que para el caso es lo mismo.